Carlicas.

Cómo aumentar tu motivación cuando no tienes ganas de nada

La falta de motivación es algo con lo que todos los seres humanos luchamos, unos con más frecuencia que otros.

Siempre van a existir días en los que (por más que lo intentemos), no logramos estar lo suficientemente motivados para poder cumplir con nuestras tareas. ya sea que nos hayan asignado un nuevo proyecto en el trabajo, que estemos iniciando nuestro primer negocio, o que, simplemente, queremos ponernos en forma.

MOTIVACIÓN

Encontrar la motivación necesaria, muchas veces no es algo fácil, especialmente cuando no nos sentimos con el mejor de los ánimos y preferiríamos estar de vacaciones o vivir viajando a tiempo completo.

Pero a menos que estén de vacaciones (o que sean su propio jefe), para la mayoría de las personas esta no es una opción factible, por lo que deben buscar la forma de poder arrancar y ponerse en marcha.

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¿A qué llamamos motivación?

Para encontrarla, lo primero sería entender qué es exactamente lo que estamos buscando.

Los científicos definen la motivación como “nuestra disposición para hacer las cosas”, o como “el conjunto de fuerzas psicológicas que nos obligan a actuar”.

Estas fuerzas de las que nos hablan, se ponen en marcha cuando llegamos al límite del aplazamiento; cuando no solo pensamos que necesitamos un cambio, sino que también nos damos cuenta que, si no lo realizamos, simplemente ya no podremos seguir adelante.

Es justo ese momento cuando (por ejemplo) vas a la cocina y tiras a la basura toda la comida chatarra que encuentras en la despensa y en el refrigerador, porque decides que esta vez sí irás en serio con una dieta saludable y que a la mañana siguiente también empezarás esa rutina de ejercicios que tanto necesitas y que has postergado por tanto tiempo.

Lo mismo sucede cuando al fin tomas la decisión de iniciar tu propio negocio y generar ingresos extra, o cuando te inspiras para crear una nueva obra de arte o componer otra canción.

Cuando nos sentimos motivados, logramos cruzar aquel umbral mental en donde nuestra necesidad de procrastinar desaparece y nos llenamos de ánimo y energías para salir en busca de nuestros objetivos.

Pero, ¿qué sucede con aquellos momentos en los que necesitas de esa fortaleza y no logras encontrarla?

3 Factores que estimulan la motivación 

Existen 3 factores (internos y externos, conscientes e inconscientes) que logran estimularla:

  1. El primer factor (en este caso, interno) es nuestra necesidad o deseo de cambiar u obtener algo. Dependiendo de qué tan intenso sea este deseo o esa necesidad, así mismo son las posibilidades de que la motivación nos alcance.
  2. El segundo de los factores, son los incentivos. Si, por ejemplo, en el trabajo nos prometen un viaje a uno de nuestros destinos soñados, a cambio de que este mes cumplamos con nuestra meta de ventas, probablemente nos sentiremos muy motivados para lograrlo.
  3. Y como tercer factor, nos encontramos con las expectativas. Esta es una recompensa que (aunque no esté prometida) esperamos obtener a cambio de cumplir con un trabajo o proyecto específico. Un ejemplo de esto podría ser que nos enfoquemos en estudiar mucho, con el fin de subir nuestro índice académico y así conseguir una beca completa.

La relación entre la motivación y los sentimientos

Durante toda nuestra vida podemos trazarnos tantas metas y planes de acción como queramos, todas las veces que queramos. Pero lo cierto es que, sin una motivación real para cumplirlas, no vamos a llegar muy lejos.

Entonces, nuestra gran pregunta debería ser la siguiente: ¿Si sabemos qué queremos y qué tenemos que hacer para conseguirlo, por qué razón no podemos sentirnos motivados para trabajar en ello y lograrlo?

El problema consiste en que, mientras estamos planeando todos los pasos que debemos seguir, no tomamos en cuenta nuestros sentimientos. Cuando se trata de productividad raramente pensamos en ellos y sin embargo, ellos son cruciales.

Lo cierto es que, por más lógicos que queramos o creamos ser, son nuestros sentimientos los que casi siempre nos llevan a hacer (o dejar de hacer) cualquier cosa.

¿Qué podemos hacer al respecto?

No existe una fórmula para ignorar cómo nos sentimos respecto a algunas cosas y entre más intentemos desconocer esas emociones, más se intensifican. Es por ello que son tan importantes tanto nuestra disposición frente a las situaciones, como nuestro estado de ánimo.

Si nos encontramos de buen humor y nos disponemos a hacer algunas de las cosas que nos gustan (tales cómo arreglar el jardín o pintar un cuadro) lo más seguro es que logremos ser muy productivos en la tarea, aunque la misma requiera mucho tiempo y esfuerzo.

Es obvio que no siempre nos van a gustar todas las cosas que debemos hacer y que tampoco podemos estar todos los días de buen humor. Sin embargo, si el trabajo que tienes que realizar a diario llega a convertirse en una lucha constante y (por consiguiente) en algo desgastante para ti, podría significar que el camino que recorres no te está llevando a ser una persona feliz y quizá sea tiempo de buscar otra alternativa.

Es cierto que existen métodos que pueden ayudarnos a encontrar la motivación necesaria, pero la idea es utilizarlos solamente en ciertos días difíciles. No deberíamos tener que recurrir a ellos todo el tiempo porque nos toque hacer siempre cosas que no nos gustan, debido al tipo de vida que estamos llevando.

Técnicas para alcanzar la motivación

Mantén una actitud positiva

Si estamos de mal humor, resultará casi imposible que logremos hacer cualquier cosa, especialmente si se trata de algo que requiere de nuestra completa atención. Por eso es muy importante que mantengamos una actitud positiva ya que de lo contrario, cualquier situación podría alterar nuestro humor y estado de ánimo.

Está demostrado que la felicidad aumenta nuestra productividad, y también es sabido que las afirmaciones positivas pueden ayudarnos a ser más exitosos.

Una actitud positiva promueve el trabajo y este a su vez, nos conduce hacia el progreso. Y al progresar, nos sentimos motivados a trabajar aún más.

Inicia el proceso

Si esperamos a estar motivados para iniciar algo, terminaremos procrastinando por horas (o tal vez días) antes de sentir que la motivación llegue. Y seguramente acabaremos sintiéndonos presionados (y no motivados) a empezar.

Lo que mucha gente no sabe, es que la motivación puede ser el resultado de la acción. Significa que una vez demos inicio a eso que hemos pospuesto por tanto tiempo, muy probablemente la motivación nos alcanzará.

Este efecto es muy parecido al de la Primera Ley de Newton, que dice que un objeto en movimiento tiende a permanecer así. Eso mismo sucede cuando empezamos a trabajar en algo: lo difícil es iniciar, pero una vez que lo hacemos, nos deshacemos de la fricción y empezamos a generar impulso.

Establece recompensas

Como ya dijimos, las recompensas son uno de los factores que estimulan la motivación.

Por ejemplo, si tenemos que trabajar en un proyecto que parece ser muy largo y agotador, podríamos establecer varias recompensas en diferentes etapas. De esta manera, el proceso parecerá más corto y los pequeños descansos y recompensas nos motivarán a seguir trabajando hacia la siguiente meta y así sucesivamente, hasta culminar todo el proyecto.

Las recompensas son uno de los factores esenciales para generarnos satisfacción y provocarnos dedicación hacia nuestro trabajo. Incluso hay estudios que sugieren que las mismas representan el 75 por ciento de la motivación personal.

Elige bien a quienes te rodean

Trata de rodearte de gente que te inspire, de personas que te apoyen y con quienes puedas trabajar a gusto. Si quienes están a tu alrededor son trabajadores y proactivos, eso va a motivarte a hacer lo mismo.

En cambio, si te rodeas de personas perezosas y sin aspiraciones, tu productividad bajará muchísimo y eventualmente terminarás adoptando esos malos hábitos.

¿Cómo podemos mantener la motivación?

Te comparto algunos consejos que pueden ayudarte a mantenerte motivado, aún con el paso de los días:

Sal de la rutina

Esto realmente puede llegar a matar tu motivación, así que debes evitar la rutina a toda costa.

Trata de hacer trabajos distintos todos los días y esfuérzate por implementar cambios, ya sea en los horarios o la locación en la que trabajas, y eso aplica para todo. Si estás yendo al gimnasio, intenta hacer ejercicios distintos cada día, pues esto no solo te ayudará a tener un entrenamiento completo, sino que evitará que te desgastes, o que simplemente te aburras.

Elimina las distracciones

Todos sabemos lo fácil que es distraerse cuando no estamos motivados o cuando hacemos algo que no nos gusta, por lo que debemos intentar eliminar las distracciones en un 100%.

Entonces aleja tu teléfono de donde estés trabajando o procura mantenerlo en silencio, para evitar la tentación de mirarlo cuando llegue una notificación. Tampoco enciendas el televisor ni atiendas visitas (por supuesto, en la medida de tus posibilidades) cuando estés trabajando.

Inicia con tareas pequeñas

Si el proyecto pendiente te parece muy grande o tiene un grado de dificultad alto, quizá tu primera reacción sea la de procrastinar su inicio. Una buena práctica siempre va a ser dividir la tarea en otras más pequeñas, e ir realizándolas poco a poco.

De esta forma no veremos que nos espera algo grande y amenazante, sino que son pequeñas metas que podremos cumplir fácilmente y que al final nos llevarán al mismo resultado.

Reduce tu lista de pendientes

Probablemente tienes muchas cosas que hacer, pero es necesario que seas capaz de priorizarlas. Si mantienes una larga lista de quehaceres, tal vez con solo verla te sentirás incapaz de cumplirlos todos y quizá te desanimes.

Entonces en lugar de una, haz distintas listas (organizadas por prioridades) y una vez termines la lista de prioridad #1, podrás trabajar en la lista de prioridades #2, y así sucesivamente.

Organiza tu espacio de trabajo

Mantén tu escritorio o tu área de trabajo limpios y organizados. Esto te ayudará a concentrarte mejor y el tener todo lo que necesitas a mano y bien ordenado, seguramente te facilitará el trabajo.

Toma descansos 

No se puede estar pensando siempre solo en trabajar y trabajar, porque eso hará que te agotes rápidamente y disminuirá cada vez más tu motivación.

Es necesario tomar un descanso al menos cada hora: procura levantarte de la silla, comer algo, tomar agua y caminar un poco. Esto no solo despejará tu mente, sino que te mantendrás hidratado, sentirás más energía y evitarás posibles complicaciones (tanto físicas como emocionales) por estar tanto tiempo en la misma posición.

Escucha música mientras trabajas

Todos tenemos canciones que inexplicablemente nos llenan de energía y la mayor parte de la gente crea una lista de temas musicales para escucharlos cuando va al gimnasio, pero muy poca gente lo hace para trabajar.

Si eres del tipo de personas a quienes las palabras le hacen perder la concentración, podrías escuchar música instrumental del género que más te agrade. En YouTube puedes incluso encontrar playlists “para trabajar”, que son realmente buenos para mantener el ánimo.

Ahora la tecnología nos brinda mucha ventaja. ¡Aprovechémosla!

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